Buenas a todos de nuevo amigos,
En el presente articulo les traemos una excelente narración de nuestro amigo Pablo Perez Martinez acerca de la pesca de grandes Reos en la Patagonia Argentina.
Cuando has soñado tantos años con un destino, has leído y visto tantas fotografías de ese lugar
deseado, cuesta entender que pese a que estas en uno de los mejores ríos del mundo no estas
sacando un maldito pez. Unos te dicen que es porque no hace malo otros que la caña, que
ellos saben cómo hacer que pesques que les sigas durante una jornada de pesca. Los días
siguen pasando y yo me resisto a contratar a un guía, pese a que invierta algunos momentos
bajo las explicaciones del que se denomina el gran conocedor.
Efectivamente la hierba seca de tierra de fuego tiene ese color dorado que tanto se asocia con
truchas inmensas, pero un presupuesto escueto y unas ganas ciegas hacen que tras una
semana pescando diariamente aún no aparezca ningún monstro al otro lado de la línea.
En una de tantas tardes con viento y frio, donde el mero hecho de pescar resulta toda una
odisea y con semejante desolador resultado, la esperanza va menguando y se resiente en el
ánimo, la obsesión comienza a resentirse. Por momentos aflora la desazón y disminuye mi
ilusión, es por eso que me dedico a observar a Lucas, un argentino que encontré en el río y al
que se le da francamente bien sacar truchas.
Tras un rato viéndole le propongo ir a un pozo metros arriba que me dicen funciona muy bien.
Lucas algo escéptico y escueto en palabras se anima a ir conmigo a ese canal. Comenzamos los
dos y Lucas saca alguna mediana mientras yo continuo de bolo. Ya estoy harto y le pido me
enseñe a pescar, por favor!. El con la mejor de las explicaciones me dice: “mira si lanzas así
sacaras un buen pez”, comienza a bajar la mosca cuando tras la primera recogida de Lucas la
línea se detiene y dice, ¡o Pablo se atascó el tan buen lance,..., nooo! ¡Esa piedra se mueve,
vuela!”. No seraaaa!!!!
Efectivamente con la mejor luz posible del sol poniéndose y solos los dos en el río con unas
orillas perfectas para varar el supuesto reo más grande que he visto en mi vida, Lucas tras más
de una intensa media hora de lucha con una caña de 5wt y un delgado bajo consigue sacar el
pez de su vida y devolver al agua esa preciosa hembra que será uno de los peces más grandes
que se han pescado nunca, en quizás el que fue durante aquel 2007 el mejor río de reos del
mundo. Con sus ojos iluminados no puede caber en alegría posando ante la fortuna de tener
mi cámara de fotos, que nunca llevaba conmigo y justo ese día el destino me decía que debería
portar al río.
Su agradecimiento por decirle el lugar y sacar las fotos son determinantes para acudir a la
mañana siguiente a la tienda de pesca del pueblo y comprar lo necesario para que en la
próxima jornada sea yo el protagonista del éxito!. Un running pegado a una cabeza pesada de
hundimiento rápido es la perfecta combinación para poder cortar el fuerte viento en los lances
de espaldas río arriba. Se posa la mosca rio arriba creando una forma de parábola perfecta que
se recoge en dirección opuesta a ella. La clave para una buena picada es clavar la caña hacia
afuera y recoger la “green machine” a tirones, teniendo en cuenta que la mosca debe caer en
la zona donde están los peces y debemos sentir ese peso del hundimiento rápido de la línea.
Así lo fuimos a comprobar al día siguiente cuando descubrí como con la técnica adecuada,
sacar treinta reos voladores en un día era totalmente factible, siempre y cuando claro, haga
malo y mucho viento, ya que si no hay viento, mejor dedicarse a hacer turismo. Peces de dos y
tres kg que sacaban línea a velocidad del rayo caían sin parar hasta que llegamos a una
pequeña corriente, donde por fin tras tantos años soñando la recompensa llego al que la sigue.
Un precioso salmónido de 80 cm llego a mis manos, otra hembra que ya había desovado y que
sin duda supuso un colmo de alegría.
La variedad de truchas común, reo e incluso salmón que existe en Patagonia hace que en
ocasiones no sepas muy bien que es lo que tienes entre las manos como así me paso en esta
ocasión, ya que creemos que era un reo, pero quien sabe seguro, juzguen por ustedes mismos.
Si algo bonito tiene la pesca a mosca es que por mucho que creas que sabes pescar, cada vez
que vas a un lugar nuevo comienzas desde cero y si tienes la perseverancia y paciencia para
aprender por ti mismo podrás ser recompensado con el pez de tu vida, que sin duda de esta
manera será mucho más importante para ti que si te lo hubieran puesto en el anzuelo el
primer día. Por supuesto que esta técnica la utilice en más lugares, pero honestamente en este
río era donde mejor funcionaba y claro que volví en más ocasiones a ese río, pero no volví a
sacar semejante pez.
Un abrazo y nos vemos en el siguiente post.
Líneas tensas!
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Pablo Perez Martinez