Tras las complicadas lubinas

Fly Fishing Magazine | La pesca a mosca de la lubina


Echando un vistazo atrás y sopesando el esfuerzo que he invertido en pescar diferentes especies, de todas ellas me quedaría con una sin dudarlo. Las lubinas, sobre todo las de buen tamaño y pescadas desde orilla me han resultado los peces más difíciles de todos los que he pescado hasta el momento. Es cierto que la pesca con mosca desde costa puede llegar a ser compleja y sacrificada pero si a esto añadimos la increíble inteligencia de las lobas tendremos ante nosotros todo un reto. Superarlo me supuso cientos de horas investigando, equivocándome, frustrándome, lesionándome… si, puede perecer masoquismo, quizás lo sea pero lo cierto es que también la captura de estos peces me ha proporcionado algunos de los mejores momentos de mi vida como pescador. ¿Cómo se inicia uno en esta modalidad de forma efectiva? La verdad es complicado. Hace falta entender el ciclo del mar en nuestras costas, lo que ya lleva un tiempo. Luego se deben aprender los hábitos de las lubinas: alimentación, horarios, etc. En resumen, que se deben dar muchos palos de ciego para entrar en el increíblemente variado mundo de los grandes róbalos. Pero no es imposible, aunque con mis palabras parezca que más que animar a su pesca os estoy disuadiendo de la misma, de hecho la captura de mi primera gran lubina fue fortuita. Las había sacado de pequeño tamaño pero la primera grande apareció ante mi casi sin darme cuenta, eso sí, después de cientos de horas de pesca sin capturar un solo pez de cierto porte. Aquel fue el pistoletazo de salida a un sinfín de conjeturas que me embaucaron en un proyecto personal en el cual sigo inmerso. Después de mucho tiempo sigo asombrándome con las espectaculares estrategias de caza de estos animales. Son tan variadas que lo mismo organizan una emboscada en grupo escondidas tras un obstáculo, que se meten entre las rocas para acechar a sus presas inmóviles durante horas. Reglas como que las lubinas huyen de la luz para cazar, que se mantienen alejadas del hombre, que en ciertas fechas desaparecen… son sagradas para muchos pero realmente no son más que la excusa perfecta para justificar algún que otro bolo. La experiencia me ha demostrado que no hay ninguna verdad absoluta en la pesca de este depredador y menos cuando se practica la pesca con mosca, en la que entran en juego muchos más factores que en otra modalidad.




Todavía recuerdo un ejemplar de más de tres kilos que atrapó un popper (tripopper) al mediodía  con un cielo completamente despejado. Otra de las técnicas “impensables” es acecharlas a pez visto mientras se cobijan entre las rocas, algo más parecido a la pesca de ciprínidos en agua dulce que a las propias de depredadores marinos. Localizar una lubina entre las piedras y presentarle una imitación de pequeño cangrejo nos puede deparar una gran captura. Podríamos mencionar muchas más formas de pescarlas pero las herramientas “clave” para tener éxito son la observación, la imaginación y la perseverancia. Quien tenga un poco de estas tres cosas, la costa cerca y un equipo de mosca en casa que no dude en enfrentarse a las grandes lubinas, que aunque en un principio pasen desapercibidas se las acaba localizando y con un poco de suerte capturando. Suerte y hasta pronto.

Texto y Fotos: Luis Guerrero

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