Recuerdo como si fuera ayer, con 14 años, tuve la
oportunidad de conocerlo en el Interprovincial – Internacional de Albarracín. Era
el primer pescador que controlaba y quedé fascinado de cómo pescaba truchas
aguas abajo con la puntera de la caña entre las ramas, lo llamaba “ratonear”. Desde
aquel momento nos unió una relación de amistad y aprecio que nunca olvidaré.
Nos abandona una grandísima persona que decidió desvivirse
en la defensa de los intereses de los pescadores de forma desinteresada, preocupada por el porvenir de la pesca, de la
conservación de sus ríos, defensor de la pesca sin muerte…pero ante todo una
grandísima persona y pescador que siempre nos ha tratado con muchísimo aprecio
y atención.
Un fuerte abrazo a su familia y la multitud de amigos que
tiene en este bonito mundo de la pesca.
¡Siempre te recordaremos Norberto!