Ecología básica del río II

EL RÍO VIVO : SU DINÁMICA 

El río vivo es un ecosistema dinámico en equilibrio natural. Cada una de las partes que lo constituyen juega un papel fundamental en el mantenimiento de la buena salud de todo el ecosistema.

En la primera parte de este artículo (enlace) se detallaron los componentes esenciales que constituyen un río vivo. En esta segunda parte analizaremos la dinámica del río, veremos como la interconexión entre sus diferentes partes y sus variaciones conforman el constante cambio que un río vivo experimenta a lo largo del tiempo y de su recorrido.


1. -Conectividad transversal.

Existe una conectividad transversal entre el cauce, las riberas y la llanura de inundación. La vegetación de las riberas y vegas están adaptadas a la inundación, tanto más frecuente y duradera cuanto más cerca del cauce.

El bosque y la vegetación de ribera sirven de hábitat y de refugio a numerosas especies animales, las cuales encuentran además en el río de agua para beber o realizar otras funciones vitales. La conexión con el cauce es una característica fundamental de los ecosistemas de ribera.


2. -Conectividad vertical.

El sustrato y los materiales geológicos sobre los que asientan los ríos, siempre tienen, en mayor o menor medida, una cierta permeabilidad. En las avenidas, el agua del río se infiltra en el freático, recargando los acuíferos. En los estiajes, es el freático el que aporta agua de infiltración al cauce. Existe, de este modo, una conexión intensa y bidireccional entre el agua del río y la de la capa freática de los suelos del valle, de forma que ambos niveles tienden a estar siempre igualados. Por este motivo, la lámina de agua de un río se puede definir como la intersección del relieve con el nivel freático.

La vegetación de las riberas, e incluso la de las llanuras de inundación, dependen de esta capa freática relacionada con el río. Existen humedales y tablas que dependen también del nivel de la capa freática.

En ocasiones para canalizar los ríos, y con el objetivo de reducir los daños de las riadas, se realiza el dragado y excavación de los cauces para reducir la cota de la lámina de agua y aumentar la sección y la capacidad de desagüe del cauce. Este descenso del nivel de la lámina de agua va acompañado inexorablemente de un descenso similar de los niveles freáticos.

Esta disminución de los niveles freáticos, puede provocar la muerte y desaparición de zonas más o menos extensas de bosques de ribera (choperas, olmedas, saucedas, etc.), una disminución de la productividad agrícola en las vegas, y la disminución o desaparición de humedales y tablas.


3. -Conectividad longitudinal.

La ausencia de obstáculos artificiales a lo largo del río permite la libre circulación de agua, sedimentos y nutrientes por el eje fluvial. También facilita que los peces puedan remontar o descender los cauces para llegar a las zonas de freza y culminar su ciclo reproductivo o completar su crecimiento. Veamos estos dos aspectos por separado.



3.1 Migraciones de peces

La conectividad longitudinal, es particularmente importante para las migraciones que realizan los peces. Esta libre circulación de peces eleva las posibilidades de supervivencia de las poblaciones, ya que permite la mezcla de individuos de diferentes tramos de río, aumentando la variabilidad genética, a la vez que le permite una utilización más amplia y eficiente de su hábitat.
Según sean estas migraciones, las especies de peces existentes en los ríos se pueden clasificar en los siguientes tipos:

1.Peces diádromos. Son las especies que desarrollan parte de su vida o su ciclo vital en el mar, y parte en el río. A su vez se pueden diferenciar en dos tipos:


  • Peces anádromos. Son las especies que nacen en los ríos; migran al mar donde se desarrollan y vuelve a los ríos a desovar cuando alcanza la madurez sexual. El ejemplo más conocido es el salmón.
  • Peces catádromos.  Son las especies que nacen en el mar; migran a los ríos, donde se desarrollan y vuelve al mar a desovar cuando alcanza la madurez sexual. El ejemplo más conocido es la anguila.


2. Peces potádromos, Son los peces que aunque viven toda su vida en el río, realizan migraciones dentro del río. En realidad prácticamente todos los peces de río son potadromos en mayor o menor medida, ya que realizan migraciones entre unas zonas y otras del río.

Una de las características ecológicas más degradadas en los ríos españoles es esta conectividad longitudinal, debido a la gran cantidad de presas y azudes existentes. En la mayoría de los casos, constituyen barreras prácticamente insalvables para los peces, tanto en sus migraciones ascendentes, como en las descendentes.

- En el caso de las pequeñas presas y azudes, en los que el desnivel existente es reducido, y el de las aguas embalsadas es relativamente constante, es posible corregir o reducir este impacto mediante la implantación de escalas piscícolas. Sin embargo, para asegurar que una escala sea funcional es necesario que su diseño sea adecuado para las especies y tamaños de peces existentes en ese tramo de río concreto, también es necesario que exista un mantenimiento y una limpieza regular de ramas y otros restos que puedan obturarla. Y además es conveniente que exista una comprobación y/o un seguimiento de la efectividad real de cada escala en particular.

En la práctica, existen muy pocas escalas en los ríos españoles, y muy pocas reúnen las características anteriores. Otro aspecto que generalmente se obvia en las escalas, es la necesidad de facilitar también la migración de los peces hacia aguas abajo.

- En el caso de las grandes presas, en las que la altura del dique es elevada y la altura del agua embalsada es generalmente variable, no resulta adecuada la implantación de escalas, ya que la altura a salvar puede ser excesiva para las capacidades natatorias de la mayoría de los peces. Y sobre todo porque siempre que el embalse no esté totalmente lleno (lo cual suele ser la situación más frecuente) no bajará agua por la escala, y por tanto no será funcional.

En países, como EE.UU. o Rusia, existen grades embalses provistos de funiculares y ascensores para transportar los peces desde la base de la presa hasta el vaso del embalse. En este sentido, es de destacar que pese a que España es uno de los países del mundo con mayor cantidad de grandes presas, apenas existen en ellas ascensores o cualquier otra medida correctora.

En el caso de las presas de uso hidroeléctrico, otro impacto importante son los peces que mueren o son mutilados al pasar por las turbinas al tratar de migrar hacia aguas abajo del dique del embalse.

Existen en España ejemplos de presas que por sí solas han ocasionado la extinción completa de especies en un río. Tal es el caso de la presa de Alcalá del Río, en el bajo Guadalquivir, cuya construcción y puesta en funcionamiento en los años 30 supuso la extinción del esturión y el sábalo en toda la cuenca del río Guadalquivir.


3.2 Transporte de sedimentos y materiales.

La conectividad longitudinal de los ríos, les permite también realizar su función de transporte de sedimentos y materiales, los cuales pueden ser arrastrados aguas abajo y llegar a las zonas bajas de las cuencas y a los deltas costeros, donde su afluencia y acumulación es fundamental para el mantenimiento de esos ecosistemas.

En este sentido, los embalses actúan como grandes balsas de decantación. La reducida velocidad del agua retenida en ellos provoca procesos de sedimentación de las partículas en suspensión y los sedimentos transportados por el río. Esta sedimentación es de tal magnitud, que en ciertos casos pueden llegar incluso a colmatar el propio embalse. Por este motivo, los caudales evacuados por los aliviaderos de los embalses o bien tienen una concentración muy pequeña de partículas en suspensión, arrastrando una cantidad nula o insignificante de partículas gruesas; o por el contrario, excesivamente grande, cuando los caudales se evacuan por tubos de fondo, arrastrando por ello grandes cantidades de sedimentos. Estos arrastres degradan enormemente los lechos aguas abajo, al  quedar colmatados por  la  sedimentación de los finos procedentes de los fondos del embalse.

La capacidad erosiva de una corriente, depende no solo de su velocidad, sino también de la cantidad de partículas en suspensión y la carga sólida que transporte. De este modo, a igualdad de caudal y velocidad, una corriente que transporte una menor carga de sedimentos tiene un poder erosivo mucho mayor.
Así pues, la capacidad erosiva del agua evacuada por las presas es muchísimo mayor que la que existía en condiciones naturales. Tanto más, cuanto mayor sea la presa. Estas aguas pueden provocar procesos erosivos de gran intensidad aguas debajo de la presa.

Estos procesos erosivos, se concentran frecuentemente en el lecho del río, provocando un descenso de su nivel, y desencadenando fenómenos de incisión o encajonamiento del cauce. Este proceso se explica a continuación.

- El proceso de incisión o encajonamiento del cauce

El proceso de incisión es un proceso erosivo relativamente frecuente actualmente en los ríos ibéricos. Como se explicó en el epígrafe anterior el proceso puede ser inducido por las presas.

La primera etapa del proceso (a) comienza con una erosión del lecho, que provoca un descenso de la altura original del cauce, El cauce queda encajonado bajo la llanura de inundación, y el talud de las riberas aumenta su desnivel y su pendiente

En las siguientes etapas, el río comienza a socavar las orillas (b), llegando incluso a dejarlas en voladizo (c). Se produce una erosión en masa de los inestables taludes de las riberas, con derrumbamientos y deslizamientos.

De este modo, el río aumenta la anchura de su cauce (d), creando en cierto modo un nuevo valle a menor altura que el original.

Proceso de incisión (Schumm, 1977)

El proceso se estabiliza (e). Y el resultado final es el establecimiento de un nuevo cauce a una altura menor que el original, creando un relieve aterrazado.

Cuando este proceso sucede en zonas agrícolas, es frecuente que los propietarios de las fincas ribereñas viertan tierras, e incluso escombros, para evitar que el río erosione las orillas (en las fases b y c) y comience el derrumbamiento de las riberas con la consiguiente reducción de las fincas adyacentes al río.

En estos casos, ante el impedimento para erosionar las orillas, el río erosiona nuevamente el lecho volviendo a producirse la etapa (a), y descendiendo más aún el nivel del cauce. A continuación, se produce una erosión mayor de las márgenes, y el proceso se estabiliza con una nueva una altura del cauce aún menor.

Una técnica que en ciertos casos puede ser adecuada para detener un proceso de incisión, es instalar pequeños diques transversales en el cauce que detengan la erosión del lecho en la primera fase.




4. -El relieve y los materiales del río: la geomorfología.

El relieve de un río o geomorfología (sus cauces, orillas, riberas y vegas) es modelado constantemente por el régimen de caudales mediante procesos de erosión, transporte y sedimentación, sometiendo estas estructuras fluviales a un proceso de transformación constante.

Los caudales que por su magnitud y frecuencia tienen mayor capacidad de erosión y transporte a lo largo del tiempo, llamados caudales de bankful, (con una frecuencia de ocurrencia media de 1 vez cada 2 a 5 años aproximadamente en la mayoría de los ríos) modelan el cauce hasta el límite superior de las riberas. Este caudal de bankful correspondería con la máxima crecida ordinaria establecida en la legislación de aguas para delimitar el cauce público o dominio público hidráulico, y que incluye por tanto las riberas, coincidiendo con el caudal que colmaría el cauce ordinario o “caja” del río.

Los caudales de estiaje modelan el cauce de aguas bajas.

Por su parte, las grandes avenidas pueden provocar grandes cambios en el relieve de todo el fondo de valle, ocasionando en ocasiones cambios bruscos en el trazado de los ríos.

Otro aspecto fundamental del régimen de caudales, es que regula el tamaño de los materiales existentes en el lecho del río mediante procesos de erosión, transporte y sedimentación. Estos procesos son diferentes en cada época del año, y en cada zona del río, provocando una alternancia de sustratos fundamentales para la fauna y la flora.

En las crecidas los ríos erosionan materiales grandes y finos en la parte externa de los meandros, y sedimentan los de mayores dimensiones en los tramos rectos formando barras. Durante el estiaje, los pequeños caudales erosionan los materiales finos de estos tramos rectos, y los sedimentan en las pozas de los meandros donde el flujo pierde velocidad y capacidad de transporte.

De esta manera el régimen de caudales desplaza permanentemente sedimentos de unas zonas a otras del río, limpia y renueva los fondos, modifica el tamaño de las partículas de cada zona del río, creando zonas óptimas de freza, zonas ricas en invertebrados, pozas de refugio para los peces, etc.

El río es por tanto un sistema muy dinámico, y ese dinamismo es necesario para preservar sus características ecológicas.



5. -Características de la corriente: la hidromorfología y su importancia para la diversidad de hábitats.

La hidromorfología de una determinada zona del río es el conjunto de variables hidráulicas de la corriente: calado, velocidad, turbulencia, existencia de resaltos hidráulicos. Las pozas, los rápidos, o los remansos constituyen diferentes unidades hidromorfológicas que se suceden dentro de un río.

Cada unidad hidromorfológica ofrece condiciones y oportunidades diferentes a la fauna y la flora. Las zonas rectas y las que equivaldrían a puntos de inflexión entre dos meandros consecutivos son zonas de menor calado y mayor velocidad de las aguas que las pozas de los meandros. Estas zonas de mayor velocidad de la corriente, son particularmente ricas en macroinvertebrados, ya que la mayor velocidad del agua les ofrece una mayor disponibilidad de minerales, microorganismos, algas y microinvertebrados que son transportados por la corriente. En general, los peces utilizan estas zonas con corriente para alimentarse, mientras que las profundidades de las turbias y estancadas pozas de los meandros constituyen zonas de refugio.

También tienen un interés singular los brazos muertos del cauce, que en aguas bajas constituyen zonas lénticas o de remanso, y en ocasiones se convierten en pequeñas lagunas conectadas con el nivel freático y el régimen de crecidas del río. Estas zonas aumentan la variabilidad y la riqueza de hábitats del río.

Sería posible representar sobre un mapa las diferentes unidades hidromorfológicas que se alternan en un tramo de río. Pero este mapa del río, sería diferente en función de cuál fuera el caudal existente en el momento en que se cartografió. Lo que con un caudal alto es un violento rápido, se convierte en el estiaje en una apacible corriente serpenteante entre piedras. La apacible y estática poza de la parte externa de un meandro, durante las crecidas puede tener un flujo con grandes velocidades.

Existe una cantidad y una distribución diferente de las unidades hidromorfológicas en función del caudal que circule por el río. Es decir, no existe el río como algo tal, sino muchos ríos diferentes en función del caudal que circule en cada momento.

Los peces de diferentes especies y tamaños (alevines, subadultos, adultos) hacen un uso diferente de cada unidad hidromorfológica en cada época del año. Por ello, la cantidad de estas unidades, su tamaño, y el orden o la frecuencia con que se alternan en un tramo de río, influyen de manera determinante en la calidad del hábitat para cada tamaño y cada especie de pez.

Los cambios que experimenta ese mapa de unidades hidromorfológicas según varían los caudales circulantes, es una de las variables que influyen más determinantemente en la capacidad del río como hábitat para las diferentes especies animales y vegetales.



6. Conclusiones -todo esta conectado



- Un río es un ecosistema complejo y dinámico, en el que hay una total conexión e interdependencia entre todos los componentes esenciales y la dinámica que lo conforman. Es la interacción entre estas partes la que asegura el óptimo mantenimiento del ecosistema.

Vemos como una gran avenida transporta sedimentos aguas abajo, oxigena los fondos del río y aporta nutrientes a la llanura de inundación y al bosque de ribera. Estos árboles de ribera, a su vez, podrán crecer con más vigor, reteniendo con fuerza las orillas, impidiendo su erosión, dando sombra y cobijo al cauce principal, manteniendo frescas las aguas en los calurosos días de verano. La misma fuerza de la corriente limpia los fondos, removiendo los guijarros que los componen, evitando su colmatación o compactación, acondicionando así los frezaderos para la siguiente temporada de desove de los peces. Al mismo tiempo se crea un hábitat ideal para los invertebrados que habitan esos mismos fondos y que serán la base de la cadena alimentaria de todo el ecosistema fluvial.

- El conocimiento del funcionamiento de un ecosistema fluvial es la mejor manera para gestionarlo de forma ambientalmente adecuada y sostenible, asegurando su disfrute y conservación. No se puede concebir un río vivo sin  todas sus partes, conociendo su comportamiento, y esto se debe tener muy presente a la hora de cualquier actuación que queramos hacer en él.

- Un río vivo es fuente de vida, nos aporta agua potable, es fuente de alimentos, asegura el buen estado de salud de los múltiples ecosistemas terrestres que atraviesa, preservando la biodiversidad presente en ellos.

- Tampoco podemos olvidar la oferta lúdica y de ocio que proporciona un río en buen estado ecológico. La posibilidad de disfrutar en un entorno fluvial haciendo las actividades que nos gustan como la pesca, piragüismo, senderismo o el baño nos acerca más al entorno natural, y nos hace apreciarlo y respetarlo.





¿Quieres saber más?

Si te ha gustado este artículo (y te interesaría profundizar más en la materia, te podemos proponer las siguientes lecturas de la Biblioteca de AEMS-Ríos con Vida.

GARCÍA DE JALÓN, D. & SCHMIDT, G. et. al. 1995: Manual Práctico para la Gestión Sostenible de la Pesca Fluvial. Asociación para el Estudio y Mejora de los Salmónidos (AEMS-Ríos con Vida). 169 pp.

VIÑUALES, A. & AEMS-RÍOS CON VIDA. 2004: Las Claves del Río. Asociación para el Estudio y Mejora de los Salmónidos (AEMS-Ríos con Vida). Madrid. 72 pp.

AUTORES: 
Andrés López Cotarelo
César Rodríguez
Alfonso Soria.

AEMS Ríos con Vida. Artículo publicado en el número 91 de la revista "Ríos con Vida".












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