REHABILITACIÓN DE FREZADEROS

PROYECTO DE REHABILITACIÓN DE FREZADEROS PARA TRUCHA COMÚN EN EL RIO GUADALOPE






1. INTRODUCCIÓN.

El objeto de este documento es presentar el trabajo de localización y rehabilitación de frezaderos de trucha común en un tramo regulado del río Guadalope debajo del embalse de Calanda, con su posterior seguimiento y evaluación de la freza y eclosión de alevines. Esta labor ha sido llevada a cabo por la Asociación AEMS Ríos con Vida, pionera en la defensa de los ríos.

Este tramo cuenta actualmente con una buena población de trucha común,  bien estructurada pero con una genética muy alterada debido a las repoblaciones con trucha común de origen centroeuropeo que se realizaron en los años noventa.

El río Guadalope  esta regulado en este tramo por una presa situada unos 2 Km. aguas arriba de la zona de actuación. La presa durante los meses de verano suelta entre 4 y 5 m3 por segundo de agua para riego y durante los meses de invierno mantiene un caudal de unos 0,5 m3 por segundo. La ausencia de riadas fuertes y los aportes ocasionales de lodos provenientes de la compuerta de fondo del embalse, así como la escasez de nuevos aportes de grava dada la proximidad al mismo, hacen que los fondos del río se colmaten de lodos, inhabilitando una buena parte de los frezaderos al disminuir considerablemente la oxigenación de los mismos, incluso haciéndolos desaparecer.

Para contrarrestar estos efectos, desde AEMS Ríos con vida, hemos realizado la rehabilitación de seis puntos de freza en dicho tramo.


2. FUNCIÓN DE UN FREZADERO.

Los frezaderos en un río son fundamentales para el desarrollo de la vida en un curso fluvial.
Se trata de zonas del lecho del río, conformadas por fondos de grava suelta, donde ciertas especies de peces,  la trucha común entre otros, hacen sus puestas de huevos. Asimismo sirven de hábitat ideal para multitud de macro invertebrados, siendo estos una parte esencial en la cadena trófica fluvial.

Las frezaderos han de tener  ciertas características para ser aptos para la ocupación de las truchas, posterior puesta de huevos y  desarrollo de los mismos.
Idealmente, deben tener una profundidad entre 15 a 40 cm, una velocidad de corriente entre 10 a 20 cm /sg y un tamaño de granulometría de gravas de 2 a 3 cm aunque en ocasiones esta última puede ser mayor, nunca menor.
La iluminación también será un factor importante ya que si es una zona con pocas horas de insolación, las truchas no la ocuparan.
Estas condiciones, solamente se cumplen en determinados puntos de un río, existiendo cursos fluviales en los cuales hay dos o tres frezaderos cada dos Km.
Generalmente los puntos donde el río deposita grandes cantidades de gravas son típicamente al final de grandes pozas y en zonas llanas de corriente moderada.

 En el tramo de río que nos ocupa, al estar situado aguas abajo de una gran presa, carece de grandes avenidas que limpien los fondos de los lodos acumulados, ya que el caudal está regulado, y al ser el aporte de gravas mucho menor, ya que estas son retenidas por el embalse, se hace necesario un programa de rehabilitación de frezaderos.


3. REHABILITACIÓN DE UN FREZADERO. 

La rehabilitación de un frezadero consiste en volverlo a su estado original, liberándolo de los lodos o depósitos calizos que lo colmatan y recuperando las gravas que se encuentran por debajo, dejándolas lo más sueltas posibles, para que el agua pueda circular entre ellas consiguiendo así una buena oxigenación para los huevos que allí se alberguen después de la freza de los peces.

Normalmente y como herramienta indispensable, utilizaremos una azada de púas o rastrillo que usaremos para limpiar y remover los fondos. Otras herramientas son la barra y la maza, que las utilizaremos para romper la costra de caolín que se forma en determinadas zonas por encima de la grava compactada.

En esta zona del río Guadalope encontramos una pérdida de granulometría adecuada, es decir gravas de 2 a 3 cm de diámetro. Las gravas más finas han sido transportadas por las crecidas, quedando las más grandes en la superficie, y no hay aporte de nuevas gravas ya que la presa que hay por encima lo impide. Así mismo hay una fuerte colmatación de los fondos por aportes de lodos de la compuerta de fondo del embalse y ausencia de grandes riadas capaces de limpiar estos fondos, ya que el caudal está regulado.

En el caso del frezadero de la fotografía de arriba, observamos gran cantidad de piedras grandes y ausencia de gravas finas. Iniciaremos el trabajo eliminando estas piedras grandes hacia la parte trasera del mismo, pero nunca formando una represa, sino extendiendo estas piedras hacia atrás para favorecer aún más la zona de oxigenación del frezadero y evitar el arrastre de las gravas más finas en caso de avenidas fuertes.

Foto 4: Las piedras más grandes quedan extendidas hacia la parte trasera.
Tal y como observamos en la fotografía 4 las piedras de gran tamaño quedan extendidas hacia la parte trasera del frezadero (derecha de la fotografía), pero sin formar represa que corte el flujo de corriente de tal manera que en la parte delantera del frezadero (izquierda de la fotografía) ha quedado limpia de piedras grandes, apareciendo gravas más finas y adecuadas para la freza.

El paso siguiente será remover esas gravas finas para limpiarlas de lodos acumulados entre ellas y conseguir que estén sueltas para facilitar el trabajo de la trucha en la excavación del nido, además de conseguir una adecuada oxigenación en los mismos.

Para retirar la acumulación de lodos, además de usar el rastrillo, removemos el fondo con los pies. De esta manera la corriente va llevándose los lodos y partículas que van saliendo del frezadero. En caso de que exista una primera capa de grava compactada o solidificada por caolín utilizaremos la barra y la maza para romper la costra inicial. Una vez rota esta costra podremos acceder a las gravas más finas situadas en la capa inferior.


Foto 6: Rastrillado manual de un frezadero para limpiar las gravas de lodos.

Foto 7: Detalle de gravas limpias de sedimentos (derecha) y de gravas sin rastrillar llenas de sedimentos y compactadas (izquierda)

Con estas actuaciones en el cauce favoreceremos considerablemente a la reproducción y posterior desarrollo de las puestas de truchas común, así como del aumento de fauna macro invertebrada.
Es importante realizar estos trabajos con la supervisión de personal experimentado, ya que una mala manipulación o la intervención en época de freza pueden ser muy perjudiciales para la reproducción de las truchas.


4. LA FREZA

La freza es el momento en el que las truchas comienzan el proceso de reproducción, las hembras y los machos se dirigen a los frezaderos y comienzan sus cortejos y peleas que culminan en la puesta de huevos por parte de la hembra con la fecundación de los mismos por parte del macho.
Es muy gratificante comprobar que las truchas reconocen y aceptan los frezaderos rehabilitados haciendo su puesta en ellos, siendo ésta la mejor prueba de la eficacia de nuestras actuaciones.

La freza comienza en torno a la segunda quincena del mes de noviembre, prolongándose hasta finales de enero, aunque su mayor apogeo es a mediados del mes de diciembre.
En primer lugar las hembras maduras sexualmente buscan las mejores zonas para instalar sus nidos, seguidas de los machos que pelean entre sí por el dominio del frezadero, pudiendo observarse espectaculares persecuciones en las inmediaciones del mismo e incluso verdaderas peleas a mordiscos cuando un macho no dominante se ve sorprendido y no tiene tiempo de huir de su agresor. Como resultado de estas luchas se establece un orden jerárquico según el cual el macho dominante se hace dueño del frezadero, y el resto de machos maduros sexualmente permanecen en la parte trasera del frezadero muy atentos, para ocupar el lugar del dominante en la fecundación de la puesta al menor descuido de este.

Foto 10: Persecución entre dos machos
En el proceso de preparación del nido, la hembra excava una fosa en la grava mediante potentes movimientos de su aleta caudal. Los materiales que la hembra mueve con su cola son arrastrados por la corriente más o menos lejos en función de su peso: las arenas y otros materiales finos son llevados por la corriente, mientras que las gravas vuelven a caer al fondo poco después de ser puestas en suspensión, ya limpias de sedimentos finos.

Foto 12: Trucha común hembra excavando el nido, mientras el macho dominante espera a que esta expulse los huevos para fecundarlos con su esperma.

La hembra expulsa los huevos en la oquedad practicada y casi inmediatamente, el macho se sitúa sobre ellos y acompañando con bruscos movimientos, los fecunda con su esperma.

Tras la fecundación, la hembra cubre los huevos con la grava que se encuentra unos centímetros mas arriba. Esta operación se repite varias veces hasta poner la totalidad de los huevos que porta la hembra (unos 1500 por cada Kg. de peso). Este proceso puede durar hasta 24 horas.

El nido va creciendo hacia la parte superior del frezadero a medida que la hembra escarba cada vez un poco más arriba. Visitándolo con regularidad podremos apreciar como la fosa se extiende aguas arriba y como el amontonamiento de gravas cada vez es más largo.



5. EL NACIMIENTO DE LOS ALEVINES.

Los embriones no soportan temperaturas inferiores a 0ºC ni superiores a 14-15ºC, siendo la temperatura adecuada de 2 a 6 ºC, además de necesitar estar bien oxigenados en todo momento, de hay la importancia de la ubicación del frezadero.

La eclosión de los alevines se produce aproximadamente a unos 410 grados-día. Esto se determina sumando las temperaturas medias diarias del agua, desde el inicio de la puesta de los huevos, hasta alcanzar 410. En este tramo del río Guadalope la temperatura media del agua en periodo de freza se sitúa en torno a los 6ºC con lo que la eclosión de los alevines puede fijarse en torno a unos 68 días.
Una vez que el alevín eclosiona del huevo no dispone de boca para alimentarse, estando provisto de una bolsa desproporcionada al tamaño de su cuerpo, llamada saco vitelino en cuyo interior tiene el vitelo, sustancia que le aportara los nutrientes necesarios para su desarrollo.

En esta primera fase los alevines permanecen pegados al fondo del nido excavado por la madre, hasta que el saco vitelino es reabsorbido, momento en el que ya dispondrán de boca para poder alimentarse y aletas para poder desplazarse.
En una segunda fase los alevines ya desarrollados con un tamaño de 1,5 cm ocuparan zonas de rocas y vegetación que les proporcionara protección ante sus depredadores.


6. AGRADECIMIENTO.

Quiero agradecer personalmente a todas las personas que han trabajado en la elaboración de este proyecto de rehabilitación de frezaderos, tanto a los que han venido a rastrillar todos los fines de semana desde muy lejos, como a los que han ido a vigilar los frezaderos todos los días, así como a mi amigo Víctor Garzón, que realizó un maravilloso reportaje fotográfico.
También agradecer el magnifico trabajo de guardería, que realizan los A.P.N de la zona.

Con este trabajo solamente queremos mostrar el amor que tenemos algunas personas a los ríos y a esta maravillosa especie que es la trucha común en estado salvaje.
Queremos demostrar con este tipo de actuaciones que se pueden regenerar la población de salmónidos e incluso de ciprínidos como el barbo o la madrilla, de muchos de los ríos de nuestra península, sin necesidad de repoblarlos artificialmente con peces procedentes de piscifactoría con el gran daño genético que esto supone a las poblaciones salvajes.

Han participado en el proyecto:

Luis Pastor.
Raquel Beltrán.
Raul Grande
Victor Garzon.
Juan Franco.
Aurel Madalin Stancu.
Miguel Seder.
Jose Angel Gonzalez.
Javier Villanueva.


Texto : Francisco Javier Villanueva Jubierre, (AEMS, Rios con vida)
Fotos: Victor Garzon, (AEMS, Rios con vida) 

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