Una mirada al reino de las marmotas

 FLY FISHING MAGAZINE: UNA MIRADA AL REINO DE LAS MARMOTAS

Hace muchos meses que no respiro estos aires del Pirineo, muchas las dudas que me asaltan y demasiados los acontecimientos que me han separado de este mágico lugar. Las últimas noticias en los medios fueron devastadoras: cauces desbordados, pueblos inundados, carreteras cortadas…  pero ya estoy aquí, para reencontrarme con uno de esos rincones con los que llevo soñando casi dos años. Observo todo lo que me rodea meticulosamente, tratando de encontrar diferencias  respecto a mi última visita a este pequeño arroyo conocido desde hace años.  Algo va llamando mi atención;  no veo truchas, pero sigo avanzando hacia la confluencia con otro torrente, en el que montaré mi caña y a partir del cual remontaré pescando cada palmo su cauce. Al buscar un lugar por el que saltar a la otra orilla se confirma otra de mis sospechas, el nivel del agua es mucho mayor que en años anteriores. El arroyo está irreconocible. Creo que los bichos de foam no van a ser efectivos en estas estrepitosas aguas. Donde recordaba remansos me encuentro  corrientes impracticables para la pesca en superficie  pero… no se, me encuentro un poco desubicado, no me hallo. Quizá en estos últimos días todo ha sucedido muy rápido; los preparativos, los mil kilómetros de viaje y los mil cabos que había que dejar atados... pufff, estoy un poco aturdido y siento que mi cuerpo está aquí pero mi cabeza todavía está donde vivo, en Sevilla. A pesar de todo mantengo la concentración para entender que es lo que pasa en el agua y opto por el plan “b”, las ninfas. Es con lo que más pesco pero con lo que menos disfruto, vamos, que sigo sin llegar a sentirme del todo en mi salsa. No se, algo sigue fallando en mi cabeza. Ninfeo las pequeñas pozas y por fín consigo una captura. Me ha costado, pero con el sol en todo lo alto no es tampoco el mejor momento para pescar. Sigo remontando, como ausente, mientras cobra fuerza la idea de volver poco a poco al coche y dar fin a este estéril y raro día de pesca. Mientras salto entre unas piedras, un cercano y escandaloso silbido me pone el corazón en un puño. Con la respiración acelerada me siento en una roca para recuperarme del sobresalto.

Había olvidado que este es el territorio de las marmotas. Levanto la mirada y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Me veo envuelto por praderas culminadas por agrestes montañas. Me rodean mariposas de variados y vivos colores regalándome una especie de danza, desacompasada y equilibrada a la vez.  Hasta el azul del cielo parece más intenso, mientras una pareja de quebrantahuesos vuelan rozando las copas de un bosque de abetos cercano.  Todo, absolutamente todo es una explosión de vida y energía a la que era ajeno... La voz de alarma de esa asustada marmota me ha despertado por fin de un letargo del que no era consciente. Todo ha cobrado sentido. Los Pirineos  vuelven a salirse con la suya y consiguen abducirme otra vez, como otras tantas veces. Sólo puedo agradecer a Dios y la vida que me permitan disfrutar de este paraíso.

Texto y Fotos: Luis Guerrero
ComoPezEnElAguaPesca
Facebook.com/Luis.Guerrero


¡Suscríbete!  Permanece atento a las últimas noticias, actualizaciones y fotos: 
¡Dale a "Me gusta" en Facebook!
Artículo Anterior Artículo Siguiente